Kiersten fue niñera por tres semanas; tres semanas que fueron más que suficiente para que se encariñado con Talia; la niña de 16 meses que ella tuvo que cuidar. Es por esto que cuando los padres de la niña le contaron que ella estaba enferma; se quedó paralizada. Talía sufre una grave enfermedad; la cuál se llama atresia biliar; la cuál hace que el hígado no funcione correctamente.
Según los doctores, Talía no iba a superar los dos años de edad. Lo único que la podía salvar era una donación; de modo que desde que le diagnosticaron la enfermedad; la entraron en la lista de espera, sin embargo, aún no había aparecido alguien compatible con la pequeña.
Al enterarse de esta desastrosa noticia; Kiersten no puedo quedarse de brazos cruzados mientras la adorable Talía estaba muriendo. Aunque solo la conocía desde solo un par de semanas; ya la sentía parte de su vida. Así que, después de pensarlo por mucho tiempo; tomó la decisión de donarle parte de su hígado. De modo que ella se lo contó a George y Farra, padres de Talia, quienes se quedaron atónitos ante su decisión.
Al principio, George y Farra no estab seguros de que Kiersten entendiera la seriedad de la situación; y es que un trasplante no es como donar sangre, sino que para esto la personas se debe de someter a una larga operación; y luego pasar al proceso de recuperación.
Sin embargo, Kiersten no consideraba que eso como un problema. Para ella, donar una parte de su hígado solo era un minúsculo sacrificio para poder salvar una vida. Así que, sin siquiera dudarlo; y después de comprobar que ella era compatible con Talía; ambas se sometieron a una larga operación de 14 largas horas.
Kiersten solo tuvo que durar una semana en recuperación en el hospital; y como recordatorio se la quedará una cicatriz de 12 centímetros. También, ya ella no podrá volver a donar; pero ella considera que eso no es importante si aún puede ver a Talía sonreír.
No existen muchas personas que puedan hacer lo mismo que Kiersten; pero aún encontramos a personas muy generosas.